Tratamiento médico de la enfermedad de Crohn


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El tratamiento médico óptimo de los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal requiere que el médico tratante obtenga una buena historia clínica, evalúe al paciente, realice los procedimientos diagnósticos necesarios, y luego prescriba un tratamiento adecuado, basado en la evidencia de estudios clínicos controlados.

Las metas del tratamiento farmacológico en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal son mejorar la calidad de vida, reducir el riesgo de complicaciones y evitar intervenciones quirúrgicas.

Las recomendaciones de la nueva clasificación de Montreal con respecto a enfermedad de Crohn y colitis ulcerativa deben ser implementadas en nuestra práctica clínica. Finalmente, la introducción de la terapia biológica (Infliximab, adalimumab) ha mejorado las opciones de tratamiento en el manejo de la enfermedad inflamatoria intestinal.

Antes de iniciar o modificar el tratamiento para enfermedad de Crohn, el médico debe evaluar bien al paciente, con una historia clínica completa que incluya la edad de inicio, la duración, la extensión y el curso de la enfermedad, los medicamentos previos y actuales, la respuesta a cada intervención, las cirugías previas y el estado actual de los síntomas. Adicionalmente, debe tener tránsito intestinal y colonoscopia reciente, para definir extensión, severidad y descartar complicaciones como fístulas, estenosis, y excluir causas medicamentosas e infecciosas de colitis (1).

Las guías del Colegio Americano de Gastroenterología (ACG) (2) describen unos criterios para definir la actividad clínica de la enfermedad de Crohn y recomiendan utilizarlo para establecer severidad en dichos pacientes . Esta clasificación es importante para definir si se hospitaliza al paciente y si requiere manejo con esteroides intravenosos. A diferencia de lo anterior, existe un índice de actividad de enfermedad de Crohn (CDAI), que se utiliza para medir eficacia de terapia médica, sobre todo en estudios de investigación.

Nota: Remisión: CDAI < 150, actividad leve: CDAI 150-219, actividad moderada: CDAI: 220-450, actividad severa: CDAI > 450.

La meta en el manejo de estos pacientes es inducir y mantener remisión clínica, y en lo posible lograr una remisión endoscópica de la enfermedad. Los medicamentos que se utilizan para el manejo de la enfermedad de Crohn, se señalan a continuación.

Ácido 5 aminosalicílico (5-ASA)

A pesar de existir varias preparaciones que incluyen 5-ASA a nivel mundial, en Colombia sólo disponemos de presentaciones orales de sulfasalazina y mesalazina, de esta última contamos adicionalmente con supositorios y enemas.

La sulfasalazina contiene 5-ASA unido por anillo azo con sulfapiridina, que le sirve de transporte, este último es liberado en el colon por bacterias, y luego se absorbe y es el responsable de la mayoría de efectos colaterales como epigastralgia, cefalea, hepatitis, anemia, leucopenia, rash cutáneo, entre otras. Estudios en pacientes con enfermedad de Crohn demostraron que dosis de sulfasalazina de 3-6 g/día son efectivas en paciente con actividad leve a moderada, sobre todo cuando el compromiso es colónico o ileocolónico. Dosis de sulfasalazina de 1,5-3 g/día, no han demostrado ser útiles en el mantenimiento de remisión en pacientes con enfermedad de Crohn.

Contrario a los estudios con sulfasalazina, la utilidad de la mesalazina en el mantenimiento de remisión clínica en estos pacientes ha sido muy controversial. Un metanálisis con 15 estudios aleatorizados y controlados, con 2.097 pacientes, encontró una diferencia significativa en reducir el riesgo de recaídas sintomáticas en pacientes sometidos a cirugía (-13,1%, NNT: 10), pero no en pacientes tratados médicamente (-4,7%, NNT: 20), comparados con placebo (3). Posteriormente, un estudio europeo prospectivo, multicéntrico, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo, diseñado para prevenir recaídas postoperatorias en 318 pacientes con enfermedad de Crohn, no encontró diferencia significativa entre el grupo asignado a mesalazina 4 g/día y placebo después de 18 meses de seguimiento (24,5% vs. 31,4%, p: 0,10) (4). Une reciente revisión sistemática de Cochrane, del uso de 5-ASA en el mantenimiento de remisión clínica inducida médicamente en pacientes con enfermedad de Crohn, no demostró diferencias significativas en seis estudios que cumplían los criterios de inclusión, cuando se comparaban con placebo (5).

Corticosteroides

Desde hace varios años los corticosteroides han demostrado su efectividad en controlar la actividad inflamatoria en pacientes con enfermedad de Crohn, siendo superiores a la sulfasalazina y mesalazina, con un inicio de acción más rápido. Tradicionalmente, en Estados Unidos se ha utilizado prednisona oral en dosis de 40-60 mg/día, extrapolando la dosis utilizadas en colitis ulcerativa, aunque algunos estudios europeos prefieren utilizarla en dosis de 1 mg/kg/día. Otra presentación oral de esteroides es la budesonida de liberación ileal, sin efecto de primer paso por el hígado, con una afinidad por el receptor glucocorticoide 50 veces superior a la prednisona, lo cual la hace más potente y menos tóxica, en dosis de 6-9 mg/día, es ideal en Crohn con compromiso de ileon distal y colon derecho. Un metanálisis en pacientes con enfermedad de Crohn activa encontró que prednisona a dosis de 40 mg/día es superior a budesonida 9 mg/día, aunque esta última presenta menos efectos colaterales y demostró ser superior a 5-ASA (6).

Nota: Remisión: CDAI < 150, actividad leve: CDAI 150-219, actividad moderada: CDAI: 220-450, actividad severa: CDAI > 450.

En paciente con enfermedad de Crohn activa severa, se prefiere la utilización de esteroides intravenosos, como hidrocortisona 300-400 mg/día o metilprednisolona en dosis de 40-60 mg/día, la cual tiene mínimo efecto mineralocorticoide.

En el mantenimiento de remisión en pacientes con enfermedad de Crohn, ni prednisona en dosis de 0,5 mg/kg (10-30 mg/día), ni budesonida en dosis de 6 mg/día han logrado demostrar disminución en el número de recaídas (7). Además de los efectos adversos que se presenta con el uso de esteroides a largo plazo.

Un estudio realizado por Faubión, en la población de Olmsted en Minnesota, sobre la historia natural de la enfermedad de Crohn en 173 pacientes, encontró que 73 de ellos (43%) fueron tratados con esteroides, de éstos 43 (58%) lograban remisión clínica completa y 19 (26%) remisión parcial. Al año de seguimiento, 24 (32%) tuvieron respuesta prolongada y no requirieron cirugía, ni recibían esteroides, 21 (28%) eran dependientes de esteroides y 28 de ellos (38%) requirieron cirugía (8).

Inmunosupresores

Azatioprina y 6-mercaptopurina

La azatioprina y su metabolito, la 6-mercaptopurina son análogos de tiopurina. Las dosis que han demostrado ser efectivas en sujetos con Crohn son 2-3 mg/kg/día y 1,5 mg/kg/día, respectivamente. Estos medicamentos son efectivos en inducir y mantener remisión en pacientes con enfermedad de Crohn, como también en facilitar la suspensión de esteroides, por lo cual son considerados «ahorradores» de esteroides. Una vez los pacientes inician manejo con estos medicamentos debe continuarse en forma indefinida a no ser que se presenten efectos colaterales serios; el beneficio clínico se hace evidente después de 2 a 3 meses de tratamiento.

La azatioprina es metabolizada a 6-mercaptopurina que es el metabolito activo, la cual a su vez es metabolizada a 6-tioinosina 5-monofosfato (TIMP) por la enzima hipoxantina fosforibosil transferasa (HPRT), posteriormente la 6-TIMP es metabolizada al nucleótido 6-tioguanina (6-TGN), el cual se intercambia por guanina en el DNA, lo cual conduce a apoptosis de linfocitos T, tanto citotóxicos como los «asesinos» naturales (natural killer). Otros dos metabolitos de la 6-mercaptopurina son la 6-metilmercaptopurina por la enzima tiopurina-metiltransferasa (TPMT) y el ácido 6-tiourico por la enzima xantina oxidasa (XO). Las tres enzimas compiten por el metabolismo de la 6-mercaptopurina y se ha demostrado que el 84% del medicamento es metabolizado por la xantina oxidasa y el 16% restante se lo dividen las otras dos enzimas. Se han descrito 12 mutaciones en los genes que codifican la enzima TPMT, localizados en el cromosoma 6, lo que ocasiona un déficit en la actividad de esta enzima favoreciendo la acumulación de metabolitos activos como la 6-TGN, lo cual pude ser tóxico para el paciente. Se ha encontrado que 0,3% de individuos tiene mutación tipo homocigoto y 11% mutación tipo heterocigoto, lo cual se correlaciona inversamente con la respuesta al medicamento. Actualmente, no es costo-efectiva la medición rutinaria de niveles de metabolitos como 6-TGN en individuos recibiendo azatioprina, con el objeto de predecir toxicidad (9).

Una revisión sistemática de Cochrane de 8 estudios aleatorizados, controlados y comparados con placebo, para inducción de remisión en pacientes con enfermedad de Crohn activa, encontró un Odds Ratio (OR) de 2,36, lo que corresponde a un número necesario a tratar (NNT) de 5; cuando el tratamiento es superior a 17 semanas el OR se incrementa a 2,51. Adicionalmente, se demostró un OR de 3,86 (NNT: 3) en su efecto de «ahorrar» esteroides. El número de pacientes tratados para producir un efecto adverso con estos medicamentos es de 14 (NNH), los más frecuentes son alergias, leucopenia, hepatitis, pancreatitis, fiebre, rash y náuseas, entre otros, lo cual hace necesario un control cada 2 a 3 meses de cuadro hemático y perfil hepático en estos pacientes para vigilar toxicidad (10).

Una revisión sistemática en 5 estudios aleatorizados, doble ciego y controlados con placebo, demostró que la azatioprina tiene un efecto positivo en el mantenimiento de remisión en pacientes con enfermedad de Crohn con un OR: 2.1 y un NNT: 7, y un efecto ahorrador de esteroides con OR: 5,22 para un NNT: 3, con un número necesario a dañar (NNH) de 19 (11). Se ha documentado un cierto riesgo de linfoma no Hodking en pacientes recibiendo azatioprina. Un reciente metanálisis con 6 estudios demostró un riesgo de cuatro veces de padecer linfoma comparado con la población general (RR: 4,18) (12).

Metotrexate

El metotrexate es un antagonista de ácido fólico que conduce a la inhibición de la síntesis de purina, con inhibición de la formación de ácidos nucleicos y de la fase S del ciclo celular. Dentro de la célula es convertido al metabolito activo metotrexate poliglutamato por la enzima folato poliglutamasa sintetasa.

Se utiliza por vía oral a dosis de 12,5-22,5 mg semanales, y por vía subcutánea o intramuscular en dosis de 15-25 mg semanales. Tiene como efectos secundarios hepatotoxicidad y mielosupresión, por lo cual requiere vigilancia con cuadro hemático y perfil hepático cada 1-3 meses, con biopsia hepática después de una dosis acumulada de 1 g.

Hay pocos estudios que demuestren la efectividad de metotrexate en pacientes con enfermedad de Crohn, sin embargo, dos estudio multicéntricos, aleatorizado, controlado con placebo y doble ciego, publicados por Feagan (13, 14), el primero de ellos demostró que metotrexate en dosis de 25 mg intramuscular semanal es eficaz en inducir remisión de enfermedad de Crohn cuando se comparó con placebo (39,4% vs. 19,1%, p: 0,025), con una reducción significativa en el uso de esteroides, en 16 semanas de seguimiento. De otro lado, los mismos autores encontraron que dosis de 15 mg IM semanales son útiles en mantener remisión de la enfermedad, comparado con placebo (65% vs. 39%, p: 0,04), con menos requerimiento de utilización de prednisona en caso de recaída (28 vs. 58%, p: 0,01), con seguimiento a 40 semanas y no se presentaron efectos adverso serios.

Ciclosporina

La ciclosporina es un inhibidor de calcineurina, lo que conduce a inhibición selectiva de la interleuquina (IL)-2. Varios estudios utilizando ciclosporina a dosis de 5 mg/kg/día, no han demostrado efectividad en inducción de remisión, ni en mantenimiento de la misma en pacientes con enfermedad de Crohn, a diferencia de la utilidad demostrada con el uso de este medicamento en pacientes con colitis ulcerativa severa como veremos más adelante.

Terapia biológica

Infliximab

El infliximab es un anticuerpo monoclonal quimérico (75% humano y 25% murino) tipo IgG1, contra el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-a). La justificación para el uso de infliximab por más de 10 años en el manejo de enfermedad de Crohn, está basado en la hipótesis que la respuesta celular en esta enfermedad es del tipo Th 1, e incluye mediadores inflamatorios entre los que se encuentra el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-a), el interferón y la interleuquina 12 (IL-12) entre otros, bloqueando la formación de granulomas y disminuyendo las concentraciones séricas del TNF-a, lo cual se ha correlacionado con reducción en la actividad de la enfermedad.

Estudios clínicos han demostrado que este medicamento es efectivo, tanto para inducción como en mantenimiento de remisión, en pacientes que no responden a terapia convencional. El esquema de tratamiento y dosis sugerida es infusión de 5 mg/kg en 0, 2 y 6 semanas, para luego continuar con 5 mg/kg cada 8 semanas, en forma indefinida. El primer estudio controlado con placebo, aleatorizado y multicéntrico con infliximab, se realizó en 108 pacientes con enfermedad de Crohn moderada a severa, refractaria a manejo convencional, comparando la eficacia de una sola dosis de 5 mg/kg con placebo, logrando una respuesta clínica de 81% vs. 17% (p<0,001) y una remisión clínica en 33% vs. 4% (p: 0,005), en 4 semanas. Dosis de infliximab de 10 y 20 mg/kg, no lograron una respuesta clínica superior y se encontró una disminución de la respuesta clínica inicial a las 12 semanas de seguimiento (15).

En vista de lo anterior, se diseñó el estudio ACCENT I, con 573 pacientes, los que respondieron a una dosis inicial de 5 mg/kg, se aleatorizaron en tres grupos: 5 mg/kg, 10 mg/kg y placebo, los cuales se administraban en 2 y 6 semanas, y luego cada 8 semanas por 46 semanas; 335 pacientes (58%) respondieron a la dosis inicial de 5 mg/kg y a las 30 semanas de seguimiento, la respuesta clínica fue de 39% (p: 0,003), 45% (p: 0,0002) y 21%, respectivamente. No se encontró diferencia significativa entre la dosis de 5 mg/kg y 10 mg/kg (16).

El efecto adverso más frecuente asociado al uso de infliximab es la formación de anticuerpos antiquiméricos humanos (HACAS) ente 17-21% de los pacientes, los cuales son responsables de reacciones alérgicas presentadas con las subsecuentes infusiones, su formación se reduce con el uso concomitante de inmunosupresores como azatioprina. Otros efectos colaterales incluyen: aparición de anticuerpos antinucleares (34%), lupus inducido por droga, posible linfoma no-Hodking, aparición de infecciones oportunistas y reactivación de tuberculosis latente, lo cual hace necesario solicitar prueba de tuberculina y radiografía de tórax previo a la iniciación de la medicación (17).

Adalimumab

El adalimumab es un anticuerpo monoclonal humanizado tipo IgG1, que contiene sólo secuencias de péptidos humanos, lo cual lo diferencia del infliximab, y se une con alta afinidad al factor de necrosis tumoral alfa TNF-a, neutralizando su actividad tanto en la forma soluble, como el que se encuentra acoplado al receptor celular. A pesar de ser el infliximab un excelente medicamento para el manejo de pacientes con enfermedad de Crohn, algunos pacientes presentan una disminución en la respuesta con el tiempo, o no toleran la infusión, lo cual se ha asociado a la formación de anticuerpos (17-21%). Por lo anterior, se ha propuesto la utilización de adalimumab en estos pacientes, debido a que se elimina el riesgo de desarrollar anticuerpos.

Un reporte inicial de una serie de casos con 13 pacientes con enfermedad de Crohn activa y respuesta atenuada al infliximab, a quienes se les aplicó 80 mg subcutáneos (sc), seguidos por 40 mg sc cada 2 semanas por un período de 6 meses, demostró que 7 pacientes (54%) tuvieron una respuesta completa y en 4 (31%) la respuesta fue parcial. En 8 de los 11 pacientes que respondieron se pudo disminuir o retirar los esteroides. El medicamento fue bien tolerado (18).

Un estudio más reciente (CHARM), multicéntrico, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo, en 778 pacientes con enfermedad de Crohn moderada a severa, con el objeto de inducir y mantener remisión, a los cuales se les aplicaban 80 mg sc de adalimumab, seguidos por 40 mg sc a las 2 semanas, momento en el cual se aleatorizaban los pacientes a recibir 40 mg sc cada semana, o cada 15 días o placebo. La respuesta clínica obtenida fue de 41%, 36% y 12% (p< 0,001), respectivamente, con un seguimiento a 56 semanas. No hubo diferencia significativa entre la dosis semanal o cada 15 días y la medicación fue bien tolerada (19). Enfoque para el manejo de enfermedad de Crohn Inducción y mantenimiento de remisión en enfermedad de Crohn leve y moderada Tradicionalmente el tratamiento de primera línea para enfermedad de Crohn leve y moderada, tanto para inducción como en mantenimiento de remisión, ha sido con 5-ASA y antibióticos, en caso de no respuesta, se adicionan esteroides. Dosis orales de mesalazina 4 g/día y antibióticos, se han utilizado en estos pacientes pero los resultados de estudios clínicos no demuestran eficacia clínica. Basado en la evidencia clínica descrita anteriormente, la sulfasalazina en dosis de 3-6 g/día, con adición de ácido fólico 1-5 mg por riesgo de anemia ha demostrado ser efectiva en pacientes con enfermedad de Crohn con actividad leve a moderada y con compromiso colónico, lo mismo que la budesonida a dosis de 9 mg/día, en individuos con compromiso ileal o de colon derecho. Lo anterior se recomienda por 8-16 semanas de tratamiento. En caso de fracaso del tratamiento anterior, se inicia prednisona a dosis de 40-60 mg/día (Estados Unidos) o 1 mg/kg/día (Europa), en este caso debe suspenderse la budesonida y adicionarse calcio y vitamina D para prevenir osteoporosis. La dosis de prednisona se mantiene igual por 2-4 semanas hasta obtener remisión clínica, luego se disminuye 5 mg por semana hasta dosis de 20 mg/día y luego 2,5 mg por semana hasta suspenderla. En caso de que el paciente logre remisión completa de los síntomas, se puede mantener sin tratamiento. Si presentan recaída durante la disminución de prednisona, requiriendo dosis ente 10-30 mg/día, se consideran esteroide-dependientes y deben recibir manejo con inmunosupresores como azatioprina o metotrexate. Lo mismo se hace en caso de que presenten recaída temprana durante los primeros 6-12 meses. Si el paciente presenta recaída tardía (> 12 meses) debe iniciarse nuevamente otro ciclo de sulfasalazina o budesonida, y en caso de respuesta a esta última, debe continuarse en dosis de 6 mg/día, la cual ha demostrado no producir osteoporosis, y es una alternativa al manejo con inmunosupresores.

Enfermedad de Crohn refractaria

Los pacientes con enfermedad de Crohn que no responden a dosis oral de prednisona 40-60 mg/día, se considera que tienen actividad moderada y se denominan refractarios, además, necesitan manejo intrahospitalario con esteroides intravenosos, con lo cual se obtienen niveles séricos superiores. Adicionalmente, estos pacientes requieren manejo con azatioprina en dosis de 2-3 mg/kg, o metotrexate 25 mg/semana intramuscular o subcutáneo, por 16 semanas, y luego se diminuye a 15 mg/semanal como mantenimiento. La azatioprina actúa en forma lenta y demora entre 2-3 meses en lograr su eficacia clínica completa, mientras que el metotrexate requiere 6-8 semanas. No hay evidencia clínica que demuestre beneficio adicional de 5-ASA, sulfasalazina o antibióticos con los inmunosupresores, por lo tanto deben suspenderse.

En caso de ser refractario a esteroides, azatioprina y/o metotrexate, los pacientes son candidatos para terapia biológica con infliximab a dosis de 5 mg/kg en semanas 0, 2 y 6 y luego cada 8 semanas, y debe continuarse manejo inmunosupresor con azatioprina o metotrexate, para prevenir la aparición de anticuerpos contra el infliximab. Estos pacientes requieren vigilancia estricta de aparición de infecciones oportunistas, tales como hongos o tuberculosis. En casos en que se disminuya respuesta a infliximab o se presente intolerancia al mismo queda la opción de utilizar adalimumab, en dosis de 80 mg por vía subcutánea, seguido por 40 mg sc cada 2 semanas.

Enfermedad de Crohn severa

En este grupo se incluyen pacientes con actividad severa, megacolon tóxico, obstrucción intestinal o con abscesos intraabdominales. Estos pacientes se caracterizan por presentar dolor abdominal, diarrea severa, taquicardia, deshidratación, fiebre y anemia. El tratamiento incluye hospitalización, reposo intestinal, hidratación, antibióticos de amplio espectro (ciprofloxacina y metronidazol) y esteroides intravenosos. En caso de falla al tratamiento anterior se podría utilizar infliximab aunque la evidencia en este tópico es limitada. Los pacientes con obstrucción intestinal deben recibir manejo quirúrgico, lo mismo en aquellos que no respondan a manejo médico después de 7-10 días de tratamiento con esteroides intravenosos o después de 5 días de adición de dosis única de infliximab 5 mg/kg.

Tratamiento de enfermedad de Crohn con fístula perianal

La frecuencia de enfermedad perianal en pacientes con enfermedad de Crohn varía entre 17-43% según los diferentes estudios, siendo más frecuentes cuando existe compromiso colónico, sobretodo rectal. 5% de paciente con enfermedad de Crohn pueden manifestarse con compromiso perianal como única manifestación clínica (20). Existen dos teorías para explicar la aparición de fístulas, la primera es que provienen de úlceras profundas en ano o recto, que se vuelven tractos fistulosos, y la segunda es que se originan en abscesos de las glándulas anales. Desde 1976, existe una clasificación anatómica descrita por Parks (21), teniendo en cuanta la localización de la fístula con respecto a los esfínteres anales interno y externo, dividiéndola en 5 tipos: A. Superficial, B. Interesfintérica, C. Transesfintérica. D. Supraesfintérica y E. Extraesfintérica . Sin embargo, recientemente se estableció una nueva clasificación clínica, por la Asociación Americana de Gastroenterología (AGA), en simples y complejas  (24). Las simples son superficiales o bajas, con orificio externo único, no dolorosas, ni fluctuantes y tienen mayor tasa de cicatrización. Las complejas son altas, con orificios múltiples, con dolor y/o induración (abscesos), en ocasiones recto-vaginales y asociadas a estenosis, se relacionan con mayor actividad de la enfermedad y son más difíciles de manejar.

En el manejo de la enfermedad de Crohn perianal se han utilizado antibióticos, azatioprina y 6-mercaptopurina, ciclosporina, tacrolimus e infliximab. No hay estudios controlados que demuestren que los antibióticos sean efectivos en el manejo de fístulas perianales. Los estudios existentes no son controlados y tienen escaso número de pacientes. Un estudio con 21 pacientes con metronidazol a dosis de 20 mg/kg/día por 3-4 meses, demostró cicatrización de la fístula en 56% de los sujetos, en 6-8 semanas de seguimiento, sin embargo el 50% de los pacientes presentó parestesias como efecto adverso al metronidazol. El otro antibiótico utilizado es la ciprofloxacina, a dosis de 1.000-1500 mg/día por 3 meses, con respuesta variable de 70-55% de los casos. La combinación de estos dos antibióticos en un estudio de Solomon en 14 pacientes, demostró una respuesta clínica adecuada en 9 de ellos (21).

La evidencia clínica de la utilización de azatioprina en fístula perianal proviene de un meta-análisis con 5 estudios controlados, donde se encontró que 22 de 41 pacientes (54%) cicatrizaron su fístula, comparados con 6 de 29 pacientes (21%) tratados con placebo, OR: 4,44 (23).

A diferencia de la ciclosporina que ha demostrado poco utilidad en el manejo de fístulas perianales, un estudio con otro inhibidor de calcioneurina, tacrolimus, en 48 pacientes, controlado con placebo, en dosis oral de 0,2 mg/kg/día, demostró una respuesta clínica (disminución en 50% de la actividad de la fístula) en 43% de los pacientes tratados comparado con 8% con placebo, lo cual fue significativo (p: 0,004), a 10 semanas de seguimiento. Sin embargo no se encontró diferencia significativa en la tasa de remisión o cierre de la fístula 10% vs. 8%, comparado con placebo (p: 0,86). Los autores proponen al tacrolimus como una terapia «puente» para manejo posterior con azatioprina (23).

Con el advenimiento de la terapia biológica, el manejo médico de la enfermedad de Crohn perianal ha mostrado mejores resultados. Un estudio inicial con infliximab, multicéntrico, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo, en 94 pacientes con fístula perianal, comparando dosis de 5 mg/kg y 10 mg/kg con placebo, con infusiones en 0, 2 y 6 semanas, encontraron una respuesta clínica (disminución en 50% en actividad de fístulas) en 68% vs. 56% vs. 26% respectivamente, lo cual fue significativo (p: 0,02). En cuanto al cierre total de la fístula la diferencia también fue significativa 55% vs. 38% vs. 13% (p: 0.001). No se encontró diferencia en la formación de abscesos en los tres grupos 6% vs. 16% vs. 3% (24). Posteriormente se realizó un segundo estudio denominado ACCENT II, con infliximab como terapia de mantenimiento, el cual fue multicéntrico, doble ciego, aleatorizado y controlado con placebo, inicialmente con 306 pacientes, a los cuales se les administró Infliximab 5 mg/kg en 0, 2 y 6 semanas, encontrando una respuesta clínica inicial (disminución en 50% en actividad de fístulas), en 195 pacientes (69%) a 3 meses de seguimiento, tiempo en el cual se aleatorizaron los individuos para recibir dosis de infliximab 5 mg/kg cada 8 semanas comparado con placebo. A las 54 semanas de seguimiento la respuesta fue de 36 vs. 19%, lo cual fue significativo (p: 0,009) (25). Un seguimiento de este mismo estudio recientemente publicado, demostró que la tasa de abscesos de «novo» en los pacientes con infliximab es similar a la encontrada en el grupo placebo, 15% vs. 19% (p: 0,526) (26).

En conclusión podemos decir que el uso de terapia biológica con infliximab es muy útil en el manejo de la enfermedad de Crohn perianal, y en conjunto con el manejo quirúrgico, son pilares fundamentales en la mejoría clínica de estos pacientes.

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Extracto del artículo de Fabián Juliao Baños (1) en Scielo bajo el título Tratamiento médico para enfermedad inflamatoria intestinal
Revista Colombiana de Gastroenterologia
Print version ISSN 0120-9957
Rev Col Gastroenterol vol.22 no.4 Bogotá Oct./Dec. 2007

(1) Médico Internista Universidad Nacional de Colombia. Gastroenterólogo Clínico Pontificia Universidad Javeriana. Jefe Unidad de Gastroenterología Hospital Pablo Tobón Uribe – Medellín – Colombia

  • Este tipo de enfermedades realmente resultan bastante incomodas por que prácticamente tienes que estar en constante valoración, tomar muchos medicamentos, al igual que estar en una dieta rigurosa y aún peor tener dolores molestos.

  • Soy nubia y quisiera saber que centros en bogota atienden este tipo de enfermedades…quiero saber a donde recurrir con un paciente extranjero que presenta UN OSTOMA…EL QUIERE VISITAR COLOMBIA PERO POR SU ENFERMEDAD TIENE MIEDO NO ENCONTRAR LOS MEDICAMENTOS O LO NECESARIO AQUI…

    GRACIAS